• Chile es un país tímido al momento de incentivar buenas conductas. Según un médico especialista en obesidad, sostiene que si las personas previnieran y fuesen constantes con sus chequeos médicos, la tasa de muerte por ECV, Obesidad y Diabetes disminuiría notablemente, ahorrando enormes sumas de dinero al estado. Pero la actitud del chileno dista mucho de esto. ¿Es culpable como para que aparezca el estado castigador? Tal vez las enseñanzas del hogar se refleja aquí.
• En esta pandemia vemos las penas del infierno a quien salga de su casa sin la restringida autorización. Las multas son de temer, pero igualmente todos los días se detienen a más de 300 personas. Muchos se preguntarán por qué siguen saliendo. ¿Somos porfiados?
• Pues lo que muy pocos saben es que las personas obedecen mejor a los incentivos económicos mucho más que a las amenazas. Una persona sale de su cuarentena a buscar sustento, y si el sustento llega por estar en casa, no existiría la necesidad de salir.
• Si el estado beneficia con un descuento en el plan de salud a quienes cumplen con visitar periódicamente al medico, y este cumple con tratamientos, la tasa de obesos bajaría notablemente.
• Así mismo si el estado entrega un incentivo para no salir de casa, les aseguro que el resultado de ello sería calles prácticamente vacías. Tanto es así que si el incentivo apunta a disminuir la tasa de contagio, chile tendería a no tener contagiados, y cada persona actuando libremente ante el incentivo.
• Un incentivo mal puesto puede ser desastroso tal como lo demuestra nuestra clase política con sus remuneraciones y gastos.
• ¿Cuantos recibirán ayuda del estado o del seguro de cesantía agolpándose en las ventanillas, aportando con el aumento de la probabilidad de contagio? Podemos hacerlo mejor.
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