¿Qué pasó con los defensores del libre mercado?

En un instante de lucidez, una neurona de nuestro diputado frente amplista Gonzalo Winter, me sorprendió al criticar al ministro Briones, critica a la cual me sumo junto a Winter respecto de lanzar un salvavidas a LATAM. 

En el peor de los casos nacerá una nueva línea aérea absorbiendo tripulaciones cesantes dejadas por LATAM. 

Por otra parte, no es labor de un ministro andar interviniendo el mercado cada vez que se le ocurra. Los privados tomamos decisiones de inversión y dentro de la ecuación esta el riesgo de quiebra. Sobretodo cuando hay competencia en el mercado no se justifica ni una limosna. Ya tenemos suficientes los contribuyentes con estar lanzando mensualmente operaciones de rescate financiero a las tristes empresas públicas como TVN u otras creaciones como el Transantiago. 

Espero que el señor Briones no le de colitis y deje la tendalada en el mercado aéreo. 

Pandemia económica

Después del terremoto COVID19 se viene el tsunami la gran ola que recién toca a nuestro país con la quiebra de LATAM.
Así como se preveía, varias compañías están quiebrando al no ser primera prioridad para el consumidor en cuarentena. Ya se había anunciado la quiebra de Hertz, ahora toca a LATAM. Quien sabe cuántas otras más se vienen a tierra.
Por lo pronto, la recaudación del estado se hace más difícil y aún se toman el tiempo para discutir y aplazar leyes en el congreso, olvidando que la crisis económica más grande de este milenio comenzó y no dará tregua.
Los políticos como representantes de los intereses de sus electores nos podrían llevar a una crisis peor de la esperada, lo que aumentará la desconfianza en la autoridad y probablemente a una tremenda crisis política jamás pensada para un país democrático como el nuestro.
Ya es hora que salvemos lo que podamos con políticas liberales y no centralizadas en un estado que falla constantemente dando palos de ciego.  Por un lado tenemos ministros que apuntan a soluciones de los problemas actuales, por otro lado hay ministros que apuntan hacia otro lado engrosando el gasto del estado que nos llevará a la quiebra.
Las advertencias de varios analistas no son escuchadas y la sordera terminará por errar el camino del desarrollo, o en estos tiempos, del salvataje económico que ya demuestra ser gigante.
Para salir de esta crisis, no quedará otra que dejar tranquilos a los agentes económicos para que puedan salvarse.
El estado debería estar recortando gastos y deshaciéndose de empresas e inmuebles lo más rápido posible para financiar esta fiesta que terminará muy mal.
Ni las tasas del Banco central ayudarán a evitar el colapso, por lo que me preocuparía de generar las condiciones para que las personas interactúen de manera más fluida manteniéndose lejanos de los instrumentos de apoyo de escasa eficiencia.

Conformando el monopolio político

Conformando el monopolio político 

• Una de las maneras de ir tomando el control de un mercado es ir limitando la existencia de la competencia, y la política no es ajena de esta mala práctica.
• Cuando aparecen las noticias referentes al financiamiento de un partido, no hay que esperar mucho para darse cuenta cómo aparecen los defensores de lo correcto e implementando leyes para evitar los aportes de empresas y de otros grupos de interés aludiendo a la presión indebida que pueden ejercer estos en la aprobación de leyes favorables a sus intereses. Pero en el fondo lo que está ocurriendo es deslegitimar a un grupo de interés con respecto de otro grupo.
• Cuando un partido “pobre” quiere montar una campaña obviamente tiene un costo que financiar, y si no posee los recursos, deben buscar financiamiento entre grupos de interés.
• Los grandes financistas de partidos son estos grupos organizados que buscan influir en la creación de leyes para sobrevivir a escenarios adversos. Ejemplos sobran de quienes están detrás del financiamiento político. Empresas públicas, instituciones públicas, gremios organizados, confederaciones y tantos actores sociales con recursos suficientes para levantar campañas.
• Los diputados no son ajenos a sus intereses personales de contar con los recursos para montar campañas políticas para nuevos candidatos o para su propia reelección.
• Estas campañas se deben financiar y los aportantes buscan obtener beneficios de estos aportes. Por ejemplo si un diputado va en busca de un aporte de un país extranjero, lo más probable que ese país busque modificar algún tratado o ley que le permita mejorar su posición para alcanzar sus propios intereses.
• En estos días, en un afán de transparencia, diputados del frente amplio dieron a conocer sus “donaciones” a partidos políticos, que de beneficencia no tienen nada, pero si de favorecer sus propios intereses respecto de financiar a sus propias máquinas políticas. Más que cuestionar la hipocresía es muy bueno transparentar, pero muy malo prohibir los aportes de algunos actores o evadir la leyes tributarias y de donaciones.
• En conclusión si el electorado tuviese plena información de cómo se financian las campañas y los partidos políticos, sabrían también cuáles serían los costos futuros que deberán aceptar por elegir tal o cual candidato. Dicho esto me pregunto, ¿cómo será la conformación de quienes deben redactar una nueva constitución si gana el apruebo?
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Nueva normalidad

Nueva normalidad


• El cambio es inminente, el COVID19 llego para cambiar costumbre y con ello la manera de hacer negocios, en especial los malls
• Estos tenían como objetivo aglomerar personas y concentrar la venta de diferentes tiendas en un lapso de tiempo. Hoy ese modelo se ha vuelto extremadamente riesgoso para contraer Corona Virus. Los clientes racionalmente deberían estar evitando muchedumbres y viajes innecesarios. Las líneas aéreas “Low-cost”, también estarían mermando sus ingresos. Junto a esto el turismo masivo.
• Lo más probable que el “delivery” y el teletrabajo sean actividades que se adopten para siempre. El pago sin contacto como la app de COPEC, o el sistema NFC para pago presencial, se instalarán para evitar contacto con superficies posiblemente contaminadas.
• Los bancos cada vez más vacíos. Desde el 18 de octubre que han disminuido su presencia y reforzado sus servicios online.
• El gran monstruo porfiado de este cambio es el aparato estatal. Nunca ha producido bienes ni servicios eficientemente, menos aún con el grueso de sus empleados en casa.
• Lo que ha quedado en evidencia es que la demanda por bienes y servicios no ha cambiado y los individuos han actuado rápido para reconvertirse para proveer y abastecer a esta.
• El estado lentamente ha tratado de adaptarse a esta nueva normalidad, pero aún no se dan cuenta que la torta ya no es la misma que acostumbraban a repartirse, por lo tanto si o si deberán estar pensando en reducir gastos, reducir puestos de trabajos y muy lejos reducir su infraestructura. Hasta el día de hoy aún no se bajan la dieta los parlamentarios y nula reducción de gastos.
• El estado tiene dos alternativas: subir impuestos o pedir prestado. No habrá más alternativas que los ciudadanos levantemos este país y lo saquemos adelante, si no podemos morir esperando la ayuda y la solidaridad del sector público.
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Delincuencia

Delincuencia
• Ya hace varios años atrás, el Nobel de economía, Gary Backer detalla clara y científicamente que “una persona comete un delito si la utilidad esperada para él excede la utilidad que podría obtener usando su tiempo y otros recursos en otras actividades”, esto aterrizado en Chile es que delinquir es una actividad rentable.
• Quien trate de justificar al delincuente por cualquier argumento, no pasa más allá de un comentario, ya que probablemente si se ha intentado una solución por esa vía ha sido un fracaso. Por otro lado, la señal que entrega la autoridad es como una campaña de marketing delictual: oferta los indultos, equivalente a un recorte de tasas o rebajas de tributos.
• La autoridad encargada de disminuir la delincuencia probablemente sea alguno de aquellos que siente “culpa” por la existencia de seres racionales que optan por cometer delitos.
• Sin duda que estas acciones delictivas ha aumentado por dos factores bien claros, la probabilidad de ser atrapado y castigado ha caído a mínimos históricos, y la pena a que se expone el delincuente, que no ha cambiado en años.
• Con una legislación como la nuestra, permite establecer una gran cantidad de organizaciones de delincuentes especialistas en diferentes actividades, utilizando todos los recursos que la misma ley les permite para evadir castigos.
• Si ha lo anterior agregamos una debilitada policía y un sistema judicial caro e ineficiente, se conforma el mejor de los paraísos delictivos de nuestros tiempos.
• Es verdad que no se puede eliminar la actividad, pero si esperábamos que disminuyera con el actual gobierno. Promesa adeudada de su primer periodo y ratificada para el segundo.
• La existencia de una revolución delincuencial no es más que una revuelta de delincuentes que no tienen ningún costo por cometer delitos. Durante la pandemia, los delitos han presentado un aumento sustantivo, ya que la probabilidad de ser capturado y condenado ha disminuido notablemente.
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Intervencionismo moral

Intervencionismo moral
• Al parecer el ámbito estatal bajo el actual gobierno traspasa más allá de sus competencias, siendo además de sus funciones constitucionales a asumir una función como guía espiritual y moral para el sector privado. No solo leyes y reglas imponen, sino también un comportamiento moral. Triste ver a quienes tienen una función técnica y profesional incurriendo en la emisión de juicios de valor. Ya son varios los ministros opinólogos que intentan influir en las conductas inherentes a lo privado. Las empresas sólo obedecen a sus dueños cuyos administradores profesionales están para tal efecto.
• ¿La nueva normalidad implica intervención en las decisiones financieras de las empresas? O es una muestra de cómo se viene la mano del nuevo socialismo del siglo XXI. Pues bien, las empresas son entes que toman sus propias decisiones sin que se le pregunté al gobierno de turno como deben administrarse. Las utilidades generadas por su operación es problema de sus dueños y no del gobierno.
• Un reparto de utilidades implica que miles de pequeños inversionistas recibirán recursos para poder alimentarse durante esta pandemia, pagar dividendos e impuestos. También implica que muchos fondos de pensiones puedan acceder a reinvertir tales utilidades donde más rente para mejorar las futuras pensiones. Estas intervenciones poco afortunadas nada ayudan a las pensiones.
• La señal que se da es a no invertir en acciones ni en ser socios de grandes empresarios. La ley es bien clara de lo que se puede o no hacer. La ley es un bien público y jamás debe discriminar entre chilenos independiente de su nivel de riqueza.
• Al parecer el populismo e ignorancia es tan contagioso como el COVID19. El único problema que este es permanente y no se quita en la adúltes.
• El estado debe preocuparse de proveer solo bienes públicos y controlar el nivel de despilfarro de los recursos que nos quitan año a año y no de como o cuando se reparten los dividendos, que por cierto no ayudan en generarlos.
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