El circo debe continuar
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Después de meses de montajes para crear una revolución ficticia, la aparición de una pandemia real, acabó el show, al menos en las calles. El miedo de contraer la enfermedad y contagio a algún ser querido ha pausado la ofensiva, y se ha activado otras piezas para destruir al país en el peor momento. Ahí tienen a la mediocre actriz del colegio médico y por supuesto a la simio aullador de la cut.
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Ahora es turno de Yazna, defendiendo lo indefendible. Junto a ella varios diputados de pacotilla presentaron una acción legal en contra del dictamen de la dirección del trabajo. Un contrato tiene dos caras la obligación y el derecho, y el del trabajo no es distinto, si no sería una especie de esclavitud. Tal vez sea la figura que la izquierda busca instaurar a toda costa. Cada persona libremente ofrece su trabajo a cambio de una remuneración, el empleador tiene la obligación de remunerar contra el derecho de exigir a cambio las horas de trabajo de cada empleado. ¿En que mundo se obliga a remunerar a trabajadores sin que presten un servicio a la empresa?
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Aparecen en escena Rubilar y Guilloer ambos con desafortunados comentarios, lejos del derecho que debería primar.
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Mientras tanto en silencio, uno se puede dar cuenta lo mal pelado el chancho. Teniendo a una buena parte de la población en cuarentena voluntaria y con teletrabajo, el país está demostrando que funciona igual, y ahí es que pienso cuanto hay de trabajo innecesario. Los supermercados, almacenes, farmacias y Minimarket operando normalmente, la excepción, lo que los alcaldes han cerrado, comercio, botillerías, cines, centro comerciales y restaurantes. El turismo en su mínima expresión se preparara para el término de la pandemia. El resto de las empresas operando virtualmente con personal mínimo.
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Los que más sobran y no necesitan sus sillones para que el país funcione imagine quienes pueden ser. En los medios y RRSS los vereís.
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Los más afectados son quienes ejercían el comercio ambulante, banqueteros, actores de teatro, operadores de turismo y relacionados a las medidas restrictivas de la autoridad,
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Cuando el candidato a la presidencia Sebastián Piñera ofrecía terminar con la delincuencia, le cayó del cielo la pandemia, nada se escucha de portonazos y asaltos en el mínimo histórico.
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Vemos que la tolerancia cero funciona bien.
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Ya con poco que hacer los de la izquierda desde su cuarentena, buscan por todos lados boicotear al gobierno y empresarios, ahora es turno de la Teletón llamando a boicotearla. ¿Qué dirán aquellos beneficiados con la Teletón?
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Lentamente los proyectos han debido aprobarse con muchas falencias debido al interés político que nada aporta en estos momentos al país.
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En estos días he podido viajar a algunas localidades de otras regiones, observando a la población muy preocupada de seguir las instrucciones de la autoridad para resguardarse de un posible contagio.
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El mercado sigue funcionando perfectamente cuando no interviene la autoridad con anuncios alarmistas o restrictivos que lo único que logra es el agolpamiento en supermercados, farmacias, comisarías y últimamente en botillerías, este último por el desatino del faraón de los alcaldes. Ello implicará más cesantía. Las acciones de la autoridad tiene límites y ese límite llega a la reja de la casa. ¿Le debiera importar a la autoridad si es esencial o no los bienes que uno consume dentro de su hogar?
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